A veces la vida te da sorpresas muy lindas.
La profesora Serber es una persona increíble, de esas que simplemente te contagian su entusiasmo. Es tan apasionada..., se nota que realmente ama lo que hace. A veces siento que me podría estar hablando de las características de la baba del caracol y, hablando como lo hace ella, resultaría re interesante. Tenemos sus clases los viernes en la última hora, de 11.30 a 13.30/14.00, lo que nos parece un poco cargoso porque es la última hora del día. Sin embargo ella logra engancharte desde el momento cero hasta que, si no es porque un compañero te avisa, te perdés el colectivo de la vuelta. Y eso no es todo, sino que salís de sus clases con unas ganas de leer que asombran.
El Quijote es todo un tema, sin embargo es mucho más interesante de lo que me imaginé en una primera instancia. Es divertido ver cómo la locura de Don Quijote trasciende la realidad, modelándola a los ojos del hidalgo para convertir la situación en una aventura más. Aprendimos muchísimo acerca de los distintos episodios, la cuestión crítica y los relatos internos que aparecen a lo largo de la obra. Los personajes están muy bien caracterizados y la evolución de los mismos es algo que, si bien no avanza demasiado rápido, te invita a seguir leyendo.
Don Quijote se enfrenta a los molinos de viento |
Apenas voy por la mitad de la primera parte y tengo un claro problema con los nombres. Son tantos los personajes que aparecen que debería realizar una lista. Esa es otra de las cosas que me sorprende de mi profesora, la facilidad que tiene para recordar cada personaje, cada episodio, cada detalle.
Mi episodio favorito, de momento, es uno de esos relatos interpolados. La historia de Cardenio y Luscinda es tan interesante y atrapante que en el momento en que se corta por la intervención de Don Quijote te dan ganas de encabezar un ejército y de darle una de esas famosas tundas que recibe. Quizás se debe a que ese tipo de romances me gustan mucho. Amor, deseo, traición, pena..., tiene todos los elementos de un buen romance al mejor estilo cortés. Es una lástima que hoy en día ya no haya relatos como aquellos.
Tristán e Isolda |
O quizás sí, sería divertido ver la reacción de la gente ante una posible reinstauración de la caballería andante.
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