martes, 16 de febrero de 2021

[Reseña] La larga marcha - Stephen King

 
Título: La larga marcha
Título original: The Long Walk
Saga: -
Autor: Stephen King
Fecha de publicación: julio de 2014
Editorial: Penguin Random House
N° de páginas: 350
ISBN: 978-607-312-40-27







Una inquietante novela futurista donde la realidad supera la fantasía más terrorífica. El escenario: una sociedad ultraconservadora que ha llevado al paroxismo sus rasgos más perversos, dominada por un estado policial. El acontecimiento: la más extraordinaria competencia deportiva, una agotadora marcha a pie donde un resbalón puede ser el último. Los competidores: cien adolescentes elegidos por sorteo y decididos a pasar sobre los cadáveres de sus compañeros para llegar a la meta. El premio: fama y fortuna para el ganador, es decir, para el único sobreviviente... Sólo uno será el triunfador. Los 99 restantes morirán.




Hacía mucho tiempo ya venía viendo La larga marcha en los TOP de libros recomendados por Stephen King, pero por una u otra razón, nunca lo agarraba. Este año ando bastante enganchada con el autor y quiero leer algunos cuántos libros suyos para avanzar en el Desafío Stephen King (que, básicamente, consiste en leer todos sus libros).

Me alegra que al fin le llegara el turno, porque… Damn. En este libro me encontré mucho más de lo que esperaba. Más allá de la peculiar ambientación, la idea central es simple: cada año, 100 chicos seleccionados (deben hacer pruebas físicas y mentales para ello) deben enfrentarse a “la larga marcha”, en la cual deberán avanzar por una carretera a cierto ritmo establecido; de bajar el ritmo, reciben un aviso, ¿tres avisos? Un disparo. Una vez que el evento comienza, ya no hay forma de escapar del mismo. ¿Cuándo acaba? Cuando solo uno de los participantes quede vivo.

A diferencia de en otros libros de King, acá no hay un factor sobrenatural. El Comandante es quien organiza el evento, pero todos parecen apoyarlo; a cada tramo de la carretera hay personas apoyando a los corredores, buscando ser parte del evento también. No hay una línea temporal establecida, es algo que podría pasar tanto ahora como en un futuro. Y, de igual manera, no hay una causa trascendental que obligue a los chicos a participar de la carrera. Esa fue una de las cosas que más me golpeó al leer: problemas familiares, necesidad de dinero, el deseo de ponerse a prueba, las razones de esos chicos son de lo más humanas.

Es así que gran parte del peso de la historia recae en los personajes. Es increíble cómo, a pesar de la situación, se va desarrollando una camaradería entre los participantes de la carrera. Cada uno tiene en claro que, para sobrevivir a ello, va a tener que ver morir a los demás, pero, a pesar de las reticencias iniciales, acaban apoyándose el uno en el otro para seguir adelante. Es a través de esos lazos que vamos conociendo más a los distintos corredores, lo suficiente como para que te desesperes cuando uno de ellos está a punto de morir y cierres los ojos antes de leer el nombre de la persona a la que le dispararon.

Pero hace falta más que camaradería para poder seguir adelante. Lo que comienza como una caminata tranquila, un “es mejor de lo que esperaba”, no tarda en convertirse en un descenso a los infiernos. A medida que pasan las horas, el cansancio y el abandono de uno mismo empiezan a hacer mella en los chicos. A pesar de tener una fuente ilimitada de agua, las provisiones de alimento le son repartidas una vez al día y depende de ellos el cómo manejarlas. Necesidades tan básicas como ir al baño o dormir un poco se convierten en un problema mientras vamos viendo de primera mano cómo calzados se rompen, músculos se acalambran y los corredores llegan al punto en el que ya no se pueden levantar.

El impacto psicológico es tremendo pues, a medida que va avanzando la marcha, las vendas comienzan a caer de los ojos de los participantes: no tienen más opción que seguir adelante hasta el final si no quieren morir. El agotamiento comienza a hacer mella en ellos y cada paso es más difícil que el anterior; cuando antes recibían a los espectadores con los brazos abiertos, ahora los rechazan, preguntándose cómo pueden ser partícipes de aquella locura y alentarla. Es una caída en la locura, donde no luchan solo por dar un paso más, sino también por no perderse en ellos mismos, convirtiéndose en cascarones vacíos.

La novela te atrapa, King despliega los recursos necesarios para convertirte en un corredor más, y es por eso que esta novela es tan difícil de soltar. Antes de darte cuenta, estás inmerso en la historia, sufriendo con cada día que pasa, queriendo que se levanten los que caen, puteando cada vez que aparece una colina. Y, sobre todo, preguntándote, “¿qué haría yo si…?”.

 

¡Un libro más cerca de completar el desafío Stephen King! Definitivamente, una novela fuerte; me subo al trencito de quienes la recomiendan.

¡Hasta la próxima!


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